martes, 19 de julio de 2011

Ciclo de las Estaciones.



Las hadas nos cuidan en invierno por el frío. Hablamos de un frío simbólico que hiela las almas y se refleja en el clima exterior. Frío que lleva a la reclusión e incrementa la ilusoria sensación de soledad.
Las hadas invernales nos confortan un poco, sin disolver del todo la ilusión. El invierno es un proceso necesario de pasar, para que las semillas latentes bajo la tierra germinen al llegar los primeros soles.





La Primavera es una niña inocente como todo lo que recién nace. Esas hadas son las que llevan el aroma a sol, ese aire que no se puede describir, pero que por algún propósito magico nos trae recargas de alegría.




Las hadas del Verano te arrastran en un vertiginoso espiral de locura. Todo es abundante a rebosar, movido, vívido y bullicioso. Todo suena a campanitas y sin miedo ni angustias de soledades. Algunas hadas no encajamos en el verano y caemos en el pozo. Pero siempre están las alas amigas dispuestas a socorrerte y seguir bailando.







Salen a pintarlo todo en un variado espectro de dorados. La belleza de las abundantes cosechas, el descanso y el disfrute. Hasta el sol fundido en el horizonte se ve más oro. Las cosas en otoño se vuelven más auténticas.
Y estás un poco mas despierta.

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